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La experiencia humana tiene un sentido, no es un evento del azar sin razón; tu vida tiene un sentido que es previo a ti mismo y te acompaña con cada latido de tu corazón. Viniste a hacer de ti la mejor versión de ti mismo, que es tu aporte a la conciencia universal en movimiento, lo cual se logra al aprender y se identifica en el estado de felicidad y paz ante la realidad.
De la misma manera que tu vida tiene sentido, lo que sucede en ella también lo tiene, los hechos están engranados contigo para que logres el propósito que te trajo al mundo.
Las circunstancias de tu fecundación, nacimiento y los eventos asociados a tu crianza, cumplen el propósito de instalar en ti el carácter, el temperamento y la visión del mundo necesarios para que a partir de ellos logres tu objetivo; con frecuencia esas historias parecieran muy fuertes o sin sentido, no obstante, son el caldo de cultivo para que reconozcas tu camino, para que sientas el dolor de los esquemas limitantes, trasciendas los conceptos y en últimas encuentres tu verdadero Ser. Por tanto, todo aquello sucedió, por ti y para ti, para cumplir tu propósito, la vida solo te dio lo que necesitabas para ello a través de las personas perfectas, de la manera ideal, en el momento adecuado, te guste o no, te parezca o no.
A partir de quedar instalada la personalidad en los primeros años de vida, la responsabilidad por lo que sucede en tu experiencia, depende de ti y de nadie más que de ti mismo pues todas tus intenciones, decisiones, pensamientos, palabras y acciones que tienen en si mismas una emoción y sentimiento, impregnan tus campos electromagnético, cuántico, crístico y tu cuerpo de luz, los cuales son los que por pura física en sus distintos niveles atraen las personas que tienen las características necesarias para los eventos que requieres y te llevan a los lugares donde están las experiencias que necesitas para cumplir tu propósito, de la misma manera generas tu estado de salud y tu estado interior.
Así entendido, te darás cuenta que las personas, sus comportamientos, los lugares, los sucesos, han sido atraídos por tus esquemas, para tu crecimiento y siendo así, nada ni nadie es culpable por lo que te sucede, menos aún por lo que sientes, sino única y exclusivamente TU mismo, quedando en el vacío de lo absurdo el culpar a alguien o a algo por lo que te sucede y por tanto sin sustento lógico la necesidad de un castigo.
De esta manera te apoderas de tu vida, decides tus intenciones, pensamientos, palabras y acciones, observando de forma constante y clara tus emociones y sentimientos, para generar las realidades que te dispongas a lograr, sin culpar y sin luchar contra nada ni nadie.
La experiencia humana tiene un sentido, no es un evento del azar sin razón; tu vida tiene un sentido que es previo a ti mismo y te acompaña con cada latido de tu corazón. Viniste a hacer de ti la mejor versión de ti mismo, que es tu aporte a la conciencia universal en movimiento, lo cual se logra al aprender y se identifica en el estado de felicidad y paz ante la realidad.
De la misma manera que tu vida tiene sentido, lo que sucede en ella también lo tiene, los hechos están engranados contigo para que logres el propósito que te trajo al mundo.
Las circunstancias de tu fecundación, nacimiento y los eventos asociados a tu crianza, cumplen el propósito de instalar en ti el carácter, el temperamento y la visión del mundo necesarios para que a partir de ellos logres tu objetivo; con frecuencia esas historias parecieran muy fuertes o sin sentido, no obstante, son el caldo de cultivo para que reconozcas tu camino, para que sientas el dolor de los esquemas limitantes, trasciendas los conceptos y en últimas encuentres tu verdadero Ser. Por tanto, todo aquello sucedió, por ti y para ti, para cumplir tu propósito, la vida solo te dio lo que necesitabas para ello a través de las personas perfectas, de la manera ideal, en el momento adecuado, te guste o no, te parezca o no.
A partir de quedar instalada la personalidad en los primeros años de vida, la responsabilidad por lo que sucede en tu experiencia, depende de ti y de nadie más que de ti mismo pues todas tus intenciones, decisiones, pensamientos, palabras y acciones que tienen en si mismas una emoción y sentimiento, impregnan tus campos electromagnético, cuántico, crístico y tu cuerpo de luz, los cuales son los que por pura física en sus distintos niveles atraen las personas que tienen las características necesarias para los eventos que requieres y te llevan a los lugares donde están las experiencias que necesitas para cumplir tu propósito, de la misma manera generas tu estado de salud y tu estado interior.
Así entendido, te darás cuenta que las personas, sus comportamientos, los lugares, los sucesos, han sido atraídos por tus esquemas, para tu crecimiento y siendo así, nada ni nadie es culpable por lo que te sucede, menos aún por lo que sientes, sino única y exclusivamente TU mismo, quedando en el vacío de lo absurdo el culpar a alguien o a algo por lo que te sucede y por tanto sin sustento lógico la necesidad de un castigo.
De esta manera te apoderas de tu vida, decides tus intenciones, pensamientos, palabras y acciones, observando de forma constante y clara tus emociones y sentimientos, para generar las realidades que te dispongas a lograr, sin culpar y sin luchar contra nada ni nadie.