Confianza
La confianza abre todas las puertas a la abundancia, las relaciones, al crecimiento en cada ámbito de la vida, pues ella es la entrega total de quien se es, tal cual se es, a una persona, medio o circunstancia.
Definimos tres niveles asociados a la confianza:
1. Ser confiable.
2. Confiar en alguien.
3. Confiar en la vida.
Nivel 1: Ser confiable.
Para ser confiable, debo confiar en mi, lo que requiere saber quién soy, qué soy, cómo soy, reconocer y expresar mis valores y verificar que he generado la confianza. Para saber quién, qué y cómo soy es necesario dejar de idealizar y pretender mostrar imágenes de si mismo ilusorias o seguir modelos impuestos y sentir a cada instante lo que si va y lo que no va con la experiencia, momento y circunstancia de cada uno, lo cual como la vida misma está en constante transformación. Para reconocer los valores propios es indispensable identificar con exactitud los que cada uno usa con facilidad y los que se han dejado de manifestar por un tiempo; teniendo presente que un valor es una característica de comportamiento que al ser expresado genera bienestar en uno mismo y en los demás ahora y siempre.
Una vez reconocidos los valores es necesario entrenarse en manifestarlos uno a uno y en su totalidad, hasta que ellos hagan parte del diario vivir, pues estaban allí, eran parte de la personalidad pero no se habían manifestado durante un tiempo, es como sacar un objeto de un cajón perdido y usarlo con frecuencia pues siempre estuvo allí y es por completo funcional. Para llegar a ser confiable, adicional a lo anterior, se debe verificar que los demás suelten sus ataduras de miedos y distancia, lo cual solo se logra con la expresión constante de los valores ya reconocidos.
Nivel 2. Confiar en alguien.
Si bien es base de la confianza en alguien, que el exprese sus valores; estamos en un medio en el que se pretenden mostrar imágenes falsas de quienes somos para generar supuesta aceptación social, lo cual fue aprendido desde infancia y perpetuado en el tiempo, que en últimas lleva a que no seamos quienes somos, sino quienes pretendemos mostrar y mentimos a los demás y a nosotros mismos sobre nuestra realidad, con el único fin de encajar y no ser rechazados; confiar en alguien requiere la madurez de soltar las ataduras de lo que debe ser, para manifestar en plenitud el propio ser, sin condición y sin restricción, llevando a la aceptación de la propia realidad con su luz y su sombra y dispuestos a entrar en la desnudez de la verdad en el otro.
Nivel 3. Confiar en la vida.
Vinimos a esta experiencia con un propósito que en lo individual desconocemos, más en lo general es el aprendizaje de la verdad; ese modelo del aprendizaje a través de las circunstancias, al igual que el propósito, han sido diseñados y dirigidos por una inteligencia amorosa que mantiene unidas y sincronizadas todas las líneas de espacio y tiempo bajo unas leyes que funcionan de forma perfecta y sin fallo alguno en todos los niveles dimensionales.
Nuestro papel individual es el uso eficiente del modelo para lograr el propósito a través de él, lo que se verifica en el nivel de paz y felicidad en la realidad. El miedo a lo que puede suceder, el pretender mantener el control de cada paso, de cada movimiento, el afán por conseguir los resultados, la angustia por no generar suficiente o por no ser suficiente para algo, no son más que verificaciones claras de la falta de confianza en la vida, que siempre tendrá y dará lo necesario para lograr el propósito al cual vinimos y para el cual todo existe.
El confiar en la vida es fluir con lo que sucede, no temer el resultado, dar todo en entusiasmo y compromiso, reconociendo que todo está bajo la ley y fuera del control individual y sabiendo que jamás sucederá nada que no sea necesario, así como todo lo que sucede lo es.
La confianza abre todas las puertas a la abundancia, las relaciones, al crecimiento en cada ámbito de la vida, pues ella es la entrega total de quien se es, tal cual se es, a una persona, medio o circunstancia.
Definimos tres niveles asociados a la confianza:
1. Ser confiable.
2. Confiar en alguien.
3. Confiar en la vida.
Nivel 1: Ser confiable.
Para ser confiable, debo confiar en mi, lo que requiere saber quién soy, qué soy, cómo soy, reconocer y expresar mis valores y verificar que he generado la confianza. Para saber quién, qué y cómo soy es necesario dejar de idealizar y pretender mostrar imágenes de si mismo ilusorias o seguir modelos impuestos y sentir a cada instante lo que si va y lo que no va con la experiencia, momento y circunstancia de cada uno, lo cual como la vida misma está en constante transformación. Para reconocer los valores propios es indispensable identificar con exactitud los que cada uno usa con facilidad y los que se han dejado de manifestar por un tiempo; teniendo presente que un valor es una característica de comportamiento que al ser expresado genera bienestar en uno mismo y en los demás ahora y siempre.
Una vez reconocidos los valores es necesario entrenarse en manifestarlos uno a uno y en su totalidad, hasta que ellos hagan parte del diario vivir, pues estaban allí, eran parte de la personalidad pero no se habían manifestado durante un tiempo, es como sacar un objeto de un cajón perdido y usarlo con frecuencia pues siempre estuvo allí y es por completo funcional. Para llegar a ser confiable, adicional a lo anterior, se debe verificar que los demás suelten sus ataduras de miedos y distancia, lo cual solo se logra con la expresión constante de los valores ya reconocidos.
Nivel 2. Confiar en alguien.
Si bien es base de la confianza en alguien, que el exprese sus valores; estamos en un medio en el que se pretenden mostrar imágenes falsas de quienes somos para generar supuesta aceptación social, lo cual fue aprendido desde infancia y perpetuado en el tiempo, que en últimas lleva a que no seamos quienes somos, sino quienes pretendemos mostrar y mentimos a los demás y a nosotros mismos sobre nuestra realidad, con el único fin de encajar y no ser rechazados; confiar en alguien requiere la madurez de soltar las ataduras de lo que debe ser, para manifestar en plenitud el propio ser, sin condición y sin restricción, llevando a la aceptación de la propia realidad con su luz y su sombra y dispuestos a entrar en la desnudez de la verdad en el otro.
Nivel 3. Confiar en la vida.
Vinimos a esta experiencia con un propósito que en lo individual desconocemos, más en lo general es el aprendizaje de la verdad; ese modelo del aprendizaje a través de las circunstancias, al igual que el propósito, han sido diseñados y dirigidos por una inteligencia amorosa que mantiene unidas y sincronizadas todas las líneas de espacio y tiempo bajo unas leyes que funcionan de forma perfecta y sin fallo alguno en todos los niveles dimensionales.
Nuestro papel individual es el uso eficiente del modelo para lograr el propósito a través de él, lo que se verifica en el nivel de paz y felicidad en la realidad. El miedo a lo que puede suceder, el pretender mantener el control de cada paso, de cada movimiento, el afán por conseguir los resultados, la angustia por no generar suficiente o por no ser suficiente para algo, no son más que verificaciones claras de la falta de confianza en la vida, que siempre tendrá y dará lo necesario para lograr el propósito al cual vinimos y para el cual todo existe.
El confiar en la vida es fluir con lo que sucede, no temer el resultado, dar todo en entusiasmo y compromiso, reconociendo que todo está bajo la ley y fuera del control individual y sabiendo que jamás sucederá nada que no sea necesario, así como todo lo que sucede lo es.