Reflexión:
La inteligencia amorosa que anima la materia genera la diversidad en su manifestación a nivel básico subatómico y a su vez cada nivel de agrupación de la materia lleva a formas y relaciones hasta llegar a la majestuosa diversidad que la naturaleza nos presenta en su
existencia, la cual solo por Ser, ya existe y su existencia está definida por la consciencia superior que le anima a cada forma y función particular.
Los seres que tomamos conciencia de la individualidad y de la presencia de un entorno del cual hacemos parte, obtenemos la existencia de esa inteligencia amorosa que permite la manifestación de todas las formas; no obstante, el hecho de sabernos individuos y de ser
transformadores del entorno según el uso de la realidad circundante, hace que esa inteligencia amorosa fluya de forma activa a través nuestro, de tal manera que la existencia, también cobra sentido si es definida desde el individuo consciente de si mismo.
Así la existencia, adquiere un significado mayor desde el individuo, en la medida que se reconoce como un fractal del todo, con las mismas capacidades y potencialidades, siendo la existencia una decisión consciente y auto asumida desde la cual la realidad responde a
su necesidad individual de crecimiento partiendo de SU propósito, sin dejar de estar dentro de esa inteligencia amorosa superior; De la misma manera el reconocimiento de la existencia de cada objeto, sujeto o Ser desde el individuo que reconoce y manifiesta su
existencia cobra un nuevo sentido de reciprocidad y crecimiento mutuo, dándole sentido y vida a cada uno de ellos, reconociendo su valor, su Ser como parte del todo y a la vez parte del individuo mismo.
La inteligencia amorosa que anima la materia genera la diversidad en su manifestación a nivel básico subatómico y a su vez cada nivel de agrupación de la materia lleva a formas y relaciones hasta llegar a la majestuosa diversidad que la naturaleza nos presenta en su
existencia, la cual solo por Ser, ya existe y su existencia está definida por la consciencia superior que le anima a cada forma y función particular.
Los seres que tomamos conciencia de la individualidad y de la presencia de un entorno del cual hacemos parte, obtenemos la existencia de esa inteligencia amorosa que permite la manifestación de todas las formas; no obstante, el hecho de sabernos individuos y de ser
transformadores del entorno según el uso de la realidad circundante, hace que esa inteligencia amorosa fluya de forma activa a través nuestro, de tal manera que la existencia, también cobra sentido si es definida desde el individuo consciente de si mismo.
Así la existencia, adquiere un significado mayor desde el individuo, en la medida que se reconoce como un fractal del todo, con las mismas capacidades y potencialidades, siendo la existencia una decisión consciente y auto asumida desde la cual la realidad responde a
su necesidad individual de crecimiento partiendo de SU propósito, sin dejar de estar dentro de esa inteligencia amorosa superior; De la misma manera el reconocimiento de la existencia de cada objeto, sujeto o Ser desde el individuo que reconoce y manifiesta su
existencia cobra un nuevo sentido de reciprocidad y crecimiento mutuo, dándole sentido y vida a cada uno de ellos, reconociendo su valor, su Ser como parte del todo y a la vez parte del individuo mismo.