7/4/2018 1 Comentario ContemplaciónCamilove 777Munay Uso y manual práctico para contemplar. Estuve por pensar que el propósito de la vida era la contemplación y me fui a meditar. Hice dos retiros de 10 días cada uno en donde permanecí en silencio todo el día, meditando durante 9 horas en sesiones de 45 minutos, con descansos para comer, dormir y entender. Un retiro de absoluta quietud, observación, contemplación. Pensé que vivir en contemplación como Buda, como un zen, como un cocodrilo era lo que quería, era el propósito de la vida... otra vez confundí un extremo de la dualidad con su centro. Después la vida me mostró varias oportunidades de la real función de la contemplación: darme cuenta, ser consciente. De qué? Del placer que hay en lo sencillo, en el movimiento, en el cuerpo. Viajaba en avión y delante de mí estaba mi hermano, alguien absolutamente espiritual que tal vez nunca hará una meditación, ni una sesión de yoga, que no necesita ir a misa, que simplemente nació amando y siendo feliz. En mi puesto, unas sillas detrás de él, yo estaba con el IPad haciendo una lectura intensa de Osho, sobre la importancia de celebrar la vida y lo simple, lo ordinario, el momento. Mi mente, en movimiento, sintiendo alimentar su ego espiritual, pensando “ahh ya tengo la respuesta, voy a ser simple y a celebrar la vida, mi estrategia será así, y necesito terminar de leer este libro de 700 páginas para ser feliz” Me sentía rey de una verdad que pocos sabían, un ser especial porque iba a vivir espiritualmente, leyendo? Entonces ocurrió la contemplación en mi, por alguna razón mucho mas poderosa y divina que la razón solté el libro, respiré, pude solamente observar, sentir el presente. Mi corazón, mi vida, mi estado de contemplación, llevaron mis ojos y toda mi atención hacia mi hermano, delante de mi, viendo una película en el avión, de dibujos animados (él tenia 39 años en ese momento). Él, absolutamente inmerso en su presente, celebrando la vida, siendo sencillo, real... cagado de la risa! Lo vi con una postura tan suelta, una risa tan inocente un gozo tan intenso de su presente. Guardé el IPad, puse más atención y seguí contemplándolo. Entendí, sonreí, tuve un aprendizaje de contemplación, ese aprendizaje que no viene de sufrir sino de disfrutar, agradecí.
Agradecí por dos elementos de la vida dual que soy: la contemplación y la acción. La contemplación que me dio la consciencia, el entendimiento: vine a esta vida a moverme, a celebrar a vivir. La acción (simplemente sentarme a ver una película que me haga reír!) que solo puede brillar, ser honrada y celebrada cuando es contemplada, hecha consciencia.
1 Comentario
Maria Mercedes Bonilla
7/4/2018 09:11:30 pm
Camilo
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