La Existencia

Wilmar García

Munay

No pareciera tener una importancia real reconocer la existencia propia ni de nada de lo que nos rodea, pues para la mente acostumbrada a la consecución de metas a través del esfuerzo, no tiene mayor sentido algo que es previo a la acción y que al parecer no le aporta nada a la consecución del éxito material.
De otro lado, hoy no cabe duda alguna que materia y energía son lo mismo vibrando en velocidades diferentes, ante lo cual la materia es solo una condensación de la energía de la misma manera, hoy ya está comprobado desde la física no solo cuántica, sino subatómica con el uso de aceleradores de partículas, que la materia responde a la observación, intención (energía) del examinador consciente.

Si eres del primer grupo, que no reconoce la importancia de la intención y observación de la materia para generar su transformación, pues solo las acciones materiales llevan al éxito, este escrito no es para ti, si por el contrario estás alineado con el conocimiento científico actual, disponte a reconocer tu propia existencia como individuo único siendo parte de la inteligencia que anima toda la materia, cuyo mayor exponente, en nuestro caso, es la misma tierra (planeta), con capacidades, conocimientos, formas, funciones y roles, así mismo con potencialidades y sentidos por explorar.
Una vez reconocida la existencia individual como ser único, transformador y creador, usa esa existencia auto asumida para decidir quien Ser en cada circunstancia de tu vida, cómo actuar desde tus diversas posibilidades, decide desde ti mismo, no desde un colectivo o para cumplir un papel y comienza a reconocer la existencia de los objetos que llegan a tu servicio o que simplemente son captados por tus sentidos y así mismo con lugares, personas y con lo que suceda, de tal forma que les imprimes tu Ser- existencia y se llenan de tu propósito para hacer mas factibles cada una y todas tus creaciones de forma armónica y consciente.
Reconocer y manifestar tu existencia te empodera de tu vida, de tus creaciones, de lo que te suceda, dejando de lado la idea del azar o de la manipulación externa, para ser TU quien dirija tus propios caminos y reconocer la existencia de lo que te rodea, llena de tu propósito todos los espacios y tiempos que habites, haciendo de tu experiencia vital un
crecimiento armónico y constante.