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5/3/2018 4 Comentarios

Lo que importa

Autor: Camilove 777

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​Lo que importa es muy variable si lo calificamos desde nuestros deseos, inmutable si lo decidimos desde la consciencia. Pero todo importa.
​Desde los deseos: Cuando fui niño, lo que me importaba era hacer las tareas, sentirme rodeado y aceptado por mis primos, amigos del colegio, y por relaciones ocasionales que pasaron en mi infancia como un primo que vivió en mi casa durante unos años o mi abuelita que nos cuidó varias vacaciones mientras mis papás trabajaban.


Cuando fui adolescente lo que me importaba era quedar muy bien. Para eso estaban las materias, los deportes, las niñas y mi estatus en el grupo de amigos. También me importaba mucho, más de la cuenta, no sobresalir, y en especial no hacer el ridículo, no ser blanco de bullying, me importaba más no arriesgar y estar oculto que cualquier posibilidad de fracaso.
Cuando fui universitario mi prioridad era demostrar que no quería demostrar nada, tener el pelo largo y cargar una mochila de indígena que mostrara que era diferente, relajado, que quería salir del sistema. También me di cuenta que quise volver con mi pareja del momento y fue infructuoso; hice todo lo posible racional y absurdo, hasta la seguí a su lugar de trabajo sin saber para que, solo quería verla, y repetir un intento de decirle creyendo que era cierto en ese momento “te amo”, porque sufrí mucho con ese rompimiento del cual no tengo disculpas en decir que fue mi patrocinio.
Cuando fui trabajador asiduo, incansable del sistema con horario 7-5pm lo que me importaba era crear dinero para sentirme importante y poderoso. Lo que me importaba era tener aprobación física, mental, emocional (admiración) de muchos, en especial de muchas.

Ahora, 2018, escribiendo para Munay, lo que me importa es que Munay sea grande, eso me dará una justificación e identidad de decirlo, de ser orgulloso emprendedor espiritual. Sigue importándome mucho la aprobación de las mujeres y en especial de las que me gustan y en algún momento me quisieron y de repente ya no, como si me dijesen, hiciste algo malo en el proceso. Ahí está mi sombra hablando con La Luz de estas palabras.
Me devuelvo, empezando ahora hacia el pasando, con lo que importa a mi corazón, con lo inmutable en la consciencia: ahora me importa estar consciente, decir todo lo que quiero, lo que soy, sin culpa, compartir lo que sé hacer y lo que me gusta, ser mi propósito.

Cuando fui trabajador asiduo ya me importaba meditar, aprender habilidades, conocer lugares, tomar decisiones desde la intuición y así renuncié a trabajar como comisionista. Renuncie a sentir despecho más de lo necesario, me abrí a perdonar una infidelidad, y a agradecer por todo lo vivido en una relación en pareja.
Cuando fui universitario me eché al hombro a mi mejor amigo y presenté varios trabajos y la tesis por los dos, no sabía por qué, pero sabía que él me necesitaba. También empecé a buscar otras carreras y caminos y libros y habilidades, empecé a tocar guitarra, aprendí italiano y dejé el afán por leer rápido, y por manejar rápido. 
Cuando fui adolescente supe permanecer en un grupo de amigos de tenía por prioridad la amistad. También empecé a leer libros de autoayuda y los empecé a aplicar en mi vida, cosas sencillas y poderosas como la capacidad de ver las situaciones con enfoques diferentes, como la capacidad de hacer primero lo importante antes que lo urgente.
Cuando fui niño me importaba hablar conmigo y hablarme bien. Me importaba jugar, crear, leer… recuerdo que me gustaba orar y hablar con Dios y me parecía natural, agradable, espontáneo. Me importaba explorar porque era la primera vez de todo; recuerdo que estuve varios días amarrándome y desamarrándome los zapatos apenas lo aprendí, me parecía tan mágico que no paraba de hacerlo. También planté durante varios meses varías de esas plantas que nos enseñaron en la escuela, con un frijol en una cama de algodón sobre un recipiente de vidrio en agua. 
Cuando fui niño me importaba lo que cuesta tanto esfuerzo ver de grande: todo lo sencillo, inocente, nuevo.
Las cosas importantes son todas las que permanecen inmutables como lo que hace jugar, sonreír, disfrutar, saltar, reír, son básicamente las que hacen feliz a un niño.

Tan importantes como estas, son las mutables, las aparentemente trascendentes, las del ego, las absurdas (identidad, carrera, estatus, dinero, poder, ganar, éxito) , las que miramos en retrospectiva y ya crecidos, graduados, nos sorprendemos de haberlas
Hecho nuestra prioridad. Y si, son muy importantes porque nos enseñan, son muy importantes porque nos reflejan como espejos nuestra máscara, nuestra herida, nuestra sombra, nuestra lección del momento… son muy importantes porque nos hacen dar cuenta, que todo es un juego, una ilusión que si no se toma en serio, no nos damos cuenta que es un juego.

Te invito a vivir todo en absoluta intensidad, sin juicio, sin culpa, asumiéndolo como importante y sagrado, porque todo, todo es importante, todo es creación de la misma fuente de la que vienes.

4 Comentarios
juan mauricio ortega
5/3/2018 06:41:43 pm

Gracias por compartir tu ser, tu historia, tus emociones, tu vida

Responder
Maria Mercedes
5/4/2018 05:42:22 am

Gracias por compartir ese recuento de lo vivido.

Lo importante es lo QUE HAY en cada momento de la vida ...

Responder
Magnolia
5/4/2018 09:00:45 am

Lo sagrado es SER, relacionarme y asumir lo que pienso, siento y hago.

Responder
Emilia
5/4/2018 04:48:10 pm

Gracias, encuentro varias coincidencias entre tu experiencia y la mía

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