5/16/2018 1 Comentario SonreirCamilove 777Munay
En particular la idea proponía que la risa podía ser tanto una consecuencia de un momento de felicidad, como también una causa de un estado de felicidad! Y claro, todo sustentado con estudios científicos, como le gusta a la mente, en especial a la mía...Empecé a practicarlo con voluntad y con el deseo, el amor propio de sacarme de la sensación de rechazo que me había dejado mi ex. Primero lo hacía con recordatorios, después practiqué a reírme sin razón todas las noches durante 20 minutos, después empecé a sonreírle a quienes pasaban por la calle, y ya después de unas semanas todo fue fluyendo. En un momento se volvió automático, mecánico, delicioso, adictivo. De repente la gente empezó a decirme que contagiaba con la sonrisa o que simplemente le divertía verme montar en bici sonriendo con las dos manos mirando al cielo... Me gustaba la sensación de sonreír porque ubicaba mi vida y sobretodo mi tusa en otro contexto, en otro enfoque. Me di cuenta que era como sintonizar con un lenguaje, con una música, con una vibración que a todos nos gusta. A veces olvido el regalo y poder que trae la sonrisa y ocasionalmente le recuerdo a mi rostro sonreír cuando me miro al espejo, cuando estoy en una fila, cuando estoy cansado, cuando parece más absurdo, y ahí vuelve la magia. Incluso ahora, no es parte de mis actos inconscientes ni quiero que lo sea, quiero que sea parte de mis hábitos, de mis herramientas voluntarias para sentirme bien, pues es realmente un entrenamiento, como los que me gustan, donde se aprende y se hace felicidad, disfrutando, no sufriendo.
1 Comentario
Maria Mercedes Bonilla
5/17/2018 06:11:33 am
Estoy de acuerdo
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